El policía violador que deja su firma en las víctimas

Fue detenido en Tupungato luego de ser encontrado sospechoso de abusar, con un amigo, a una joven trabajadora sexual. Tiene otras acusaciones por abuso y ahora lo investigan también por homicidio.

El policía violador que deja su firma en las víctimas

Por:Leonardo Otamendi
Editor Post

Pablo José Podestá tiene 31 años. Se desempeñaba como policía de Mendoza hasta que lo detuvieron, acusado de violar con un amigo a una joven trabajadora sexual. Ese arresto le valió que se lo vinculara a otros casos. Uno porque el que fue absuelto pero que ahora recobra fuerza; y el otro es un hecho más terminante: el crimen de una joven en Las Heras. El uniformado sospechado deja su firma en las víctimas, como los depredadores sexuales en las películas o novelas.

Podestá trabajaba en el 911 del Ministerio de Seguridad, en Godoy Cruz, el 27 de junio pasado cuando una chica de 23 años fue violada.

Ese día llegó a la Oficina Fiscal N°1, de Capital, una prostituta para denunciar que a su hermana de 23 años la habían secuestrado.

La trabajadora sexual contó que estaban en la zona de la Tercera Sección capitalina cuando se detuvo un VW Gol de color rojo con dos hombres en su interior. Contrataron los servicios sexuales de ella y de su hermana y subieron al auto. Pero el que estaba atrás —relató la mayor— sacó un arma de fuego y les apuntó. Ella se asustó y se bajó del auto, pero a su hermana, la golpearon con la culata en la cabeza y se la llevaron.

A decir verdad, el personal judicial cuando le tomó la denuncia dudó de ese relato; creyeron que se trataba de un tema de dinero, es decir, que los clientes no les pagaron o no les pagaron lo que ellas pretendían.

A las 5 horas de esa denuncia apareció la hermana. Golpeada, con hematomas, sin algunas prendas y en crisis. Contó que la llevaron a una casa donde la abusaron y ultrajaron. Y brindó un detalle importante que vincula al policía con otros hechos: su firma.

Ante este relato, los investigadores otorgaron todo crédito y la confirmación de que algo grave había sucedido llega de la mano de un testigo.

El portero del resto bar Rey de Copas, en la esquina de Rioja y Corrientes, de Capital, llamó al 911 para denunciar que había visto un VW de color rojo con una chica en su interior que era golpeada por dos hombres y salir en zigzag por la resistencia de la joven hacia sus captores. Este testigo aportó un dato fundamental.

Testigo fundamental.

En su declaración dio la patente del vehículo: COF-565. A los dos días hallan el auto, para sorpresa de los pesquisas, en el Ministerio de Seguridad.

Es que Podestá trabajaba allí, en el 911, y al darse cuenta que tenía muy cerca a los sabuesos pidió el traslado hacia el Valle de Uco. Su solicitud le fue concedida por la Policía de Mendoza.  

Aquí trabajaba el policía sospechoso y detenido.

A todo esto, por los datos brindados por la joven, un lunar prominente en el rostro de uno de los atacantes, los sabuesos comenzaron a rastrear entre los amigos del policía en Facebook quién tenía ese detalle en el rostro. Lo encontraron.

Se trata de Marcelo Rubén López, de 29 años, quen tiene un boliche en Chacras de Coria llamado Amnesia, en Panamericana 2985. Al investigar a este joven determinan que vive en calle Maza 925, de Godoy Cruz.

El joven del medio es el otro detenido.

Primero detienen en el Valle de Uco al policía Podestá. En el baúl del VW Gol de color rojo con la misma patente que había denunciado el portero de Rey de Copas encontraron un arma de fuego. Era una pistola 9 milímetros que le habían robado hace un tiempo a un policía en la comisaría N° 36, de Las Heras.

Podestá pidió declarar y sin muchos códigos dijo que el 27 de junio le había prestado el auto a su amigo López. Cuando allanaron la casa de este joven, encontraron la remera de la joven trabajadora sexual, llena de sangre.

Se hizo el cotejo de ADN y dio positivo.

Pero los datos continuaron saliendo a la luz. Los investigadores advierten que en 2010 López había declarado en favor del uniformado Podestá en una causa de abuso sexual. Ya eran muchas coincidencias, estos depredadores sexuales “trabajaban” juntos o los unía algo más.

Encima, en los antecedentes le “salta” al policía que en 2011 fue denunciado por una chica de 17 años que aseguró que la había violado. Podestá fue absuelto y nadie le creyó a la adolescente, incluso fue bastante maltratada social y mediáticamente.

Ella declaró que en el Casino de Mendoza un policía le pidió documentos y al ser menor de edad le dijo que lo tenía que acompañar hacia la comisaría N° 25, de San José. En el camino la introdujo en un descampado y la violó. En esa ocasión también dejó su firma.

La firma

Las dos víctimas coincidieron en su relato en que cuando fueron atacadas les sacaron los cordones de las zapatillas, les ataron con ellos las muñecas y las abusaron. Ahora buscan otros hechos de abuso sexual con estas características, pero hay uno más grave: un crimen.

Mismas señales

El 13 de abril de 2012 desapareció Carolina Elizabeth Santivañez Arancibia, de 29 años. Su cadáver fue encontrado el 25 de mayo próximo en las inmediaciones de calles Paso y Laprida, de Las Heras, en el complejo Dinosaurio.

El cuerpo estaba comido por animales y muy deteriorado. Pero la tarea de los peritos se refleja, posiblemente, en estos acontecimientos recientes.

A la mujer le habían sacado los cordones de las zapatillas, estaban sobre el cuerpo anudados y la remera la tenía levantada por encima de los pechos. Ese 13 de abril de aquel año el policía Podestá estuvo de franco de servicio, no lo podían seguir ni por radio ni por GPS.

Acusaciones

A Podestá se le imputó el delito de abuso sexual agravado por el uso de arma de fuego y por su calidad de policía

En tanto que López fue acusado de abuso sexual con acceso agravado por el uso de arma de fuego